Los niños y sus cestitas repletas de caramelos se habían apoderado de todas las calles del pueblo menos, inexplicablemente, de esa. Estaban solos en medio de la oscuridad. Will se detuvo de pronto en una de las casas.
–Espera aquí, vuelvo enseguida.
Subió las escaleras, llamó y alguien le abrió la puerta porque de repente Valerie estaba sola, plantada en medio del frío otoñal y la oscuridad nocturna.
–¿Qué hace aquí sola una chica tan bonita?
La joven se giró en redondo. Y por poco grita. Ante ella estaba el mismísimo Freddy Krueger. Un muchacho de su misma edad, con excesivo maquillaje y mucho tiempo libre. Pero la verdad es que el disfraz estaba bastante logrado, llevaba la misma camiseta a rayas, el guante con cuchillas y el viejo sombrero. La cara al descubierto con un maquillaje que le simulaba espantosas cicatrices.
–Bueno, ha llegado tu compañía –dijo. El joven resultaba terrorífico pero Valerie se obligó a sí misma a recordar que no era más que un adolescente disfrazado con las hormonas revueltas y ganas de juerga– ¿Quieres venir conmigo?
De pronto y por inexplicable que pareciese pensó en Will. No en echarse a correr, gritar o pegarle una patada donde sabía que hasta Freddy Krueger gimotearía de dolor sino en lo que habría hecho si hubiera estado aquí. Seguramente soltaría alguna de las frases que solo él consideraba ingeniosas. Pero pensándolo bien, Will no se hallaría en esta clase de situaciones.
–¿Te ha comido la lengua el gato? Vamos brujita…
Entonces, la puerta se abrió y Will apareció en el umbral.
“Ella no va a ninguna parte. Déjala, capullo” hubiera quedado mejor que:
–¡Tío! ¿No habíamos quedado a y media? ¡Llegas tarde!
–Joder, Will, que tenía que acompañar a mi hermana a la fiesta de una amiga –se excusó el muchacho– Eh, nos llevamos a esta chica. Es mi acompañante.
El joven observó algo confuso a su amigo y después su mirada pasó a Valerie.
–Sí, nos la llevamos. Pero resulta que es la mía, así que déjala en paz, Mike.
Michael, que así parecía llamarse el chico, contempló a la muchacha con expresión desconcertada.
–Podrías haberlo dicho antes. Soy Mike.
–Valerie.
–Oye… siento lo que te he dicho.
A Valerie no se le ocurría qué responder. Todavía estaba algo desorientada.
–No pasa nada.
–¿Y qué se supone que le has dicho? –preguntó Will, que había bajado las escaleras del porche y estaba junto a ellos.
–Nada… la he asustado.
–No me extraña –respondió– No conocía yo esta pasión tuya por el maquillaje.
–Forma parte del disfraz, imbécil. Y el maquillaje es de mi hermana.
–Sí, claro.
–Yo al menos llevo algo –le replicó su amigo– ¿Por qué no te has disfrazado?
–Sí lo he hecho –y miró a Valerie– Díselo, Clark.
Ésta puso los ojos en blanco y formuló las palabras lentamente.
Ésta puso los ojos en blanco y formuló las palabras lentamente.
–Va de tío sexy.
–Voy de tío sexy –repitió él, con más entusiasmo.
Y después de varias bromas sobre sus respectivos disfraces, comenzaron a caminar de nuevo en dirección al coche de Will. Fue en ese momento cuando el móvil de Valerie vibró con la llegada de un nuevo mensaje. Lo leyó y lo volvió a leer otra vez para asegurarse de que no lo había entendido mal. Buscó en su agenda y cuando encontró “Anne” llamó. Apagado o fuera de cobertura. Will frenó en seco cuando la joven le puso el móvil delante de su cara.
–¿Qué pasa?
–Lee –dijo ella.
–“Necesito que vengas. Date prisa”–leyó, agarrando el móvil– ¿De quién es?
–“Necesito que vengas. Date prisa”–leyó, agarrando el móvil– ¿De quién es?
–De mi hermana.
–¿Y qué le pasa?
–No lo sé. No coge el teléfono –respondió, con voz alterada– Sigue leyendo.
Will pulsó una de las teclas y pudo ver el resto del mensaje.
–“Wolfire Street, número 2, casa de los Skyler”.
–No jodas –comentó Mike.
–¿Qué pasa?
–Es la casa de los Skyler. La de los muertos.
–¿Esa es la casa de la familia muerta? – preguntó Valerie, recordando los periódicos antiguos de la biblioteca; aquellos que relataban una historia de 1994 de cómo encontraron a los padres Skyler asesinados en el salón de la casa, las paredes pintarrajeadas de sangre con mensajes como: No quería hacerlo o Ella me obligó. Encontraron a su hija, una niña de apenas diez años a la que más tarde se llegó a la conclusión de que había sido la autora de los crímenes, ahorcada en el patio de la casa.
–Nadie ha entrado allí desde hace años –comentó Mike.
–Es que no es un sitio al que le guste entrar a la gente –respondió Will. Después miró a Valerie, que releía de nuevo el mensaje con el rostro pálido y asustado– ¿Qué hace tu hermana en la casa de los Skyler?
–No lo sé.
Estuvieron en silencio unos segundos, hasta que Will formuló la pregunta clave.
–¿Qué vas a hacer?
La joven levantó la mirada.
–Voy... ¿no?
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Ya ha acabado Halloween y como veréis hemos quitado la decoración. Y por lo tanto ésta es la última encuesta que os hacemos antes de que se publique el final. Y es la más importante pues decide el curso de la historia…
¿Hará caso al mensaje que supuestamente le ha mandado su hermana y acudirá en su ayuda o lo ignora y va a la fiesta de Sam?
Se abren las votaciones!
PD: La anterior encuesta estuvo muy reñida, así que el amigo desaparecerá para el final, no os preocupéis ;)
Hola!! siento no haber comentado, he estado algo liada con un maldito examen de latín xD
ResponderEliminarPues yo voto porque Valerie vaya, es su hermana!!
Eso si, me da que no lo va a pasar muy bien, o que va a ser una broma de un gusto pésimo jijiji
¿Que tal vuestro finde chicas?
Un besoteeeeeee