«There is a time and a place to die.»

6 de mayo de 2013

El invierno no ama.

Los cuervos graznaban al invierno. Nevaba, nevaba día y noche y nunca cuajaba. El frío asediaba corazones y congelaba la sangre. Los dedos de niebla entraban en la ciudad semblantes, esperando absorbernos a todos en su seno, olvidándonos como estatuas de hielo.

 ¿Dónde está Ky? –dijo él con un vaho escapando de su boca.
Los dos chicos se apoyaban contra la pared del taller donde trabajaban, cubiertos con abrigos de piel que alguna señora descuidada había dejado olvidados.
Yo que sé, Ride. Estará por ahí, compartiendo herpes con algún desgraciado.

Los ojos del chico se helaron. Su interior ardía, luchaba para que el frío no consumiera su alma. Se llamaba estúpido porque quería el herpes de Ky, quería todas sus enfermedades, infecciones y descosidos, y si aquello le traía la muerte, pecaría, para esperarla en el infierno también.
Había que ser un jodido estúpido.