«There is a time and a place to die.»

19 de febrero de 2012

Su límite, el cielo.


Respiré profundamente y mi pecho se llenó de las luces de la noche. Bajo mis pies los edificios brillaban intentando destacar entre las sombras, pero siendo eclipsados por la gran reina Eiffel. Allí, en la azotea más antigua de París, contemplaba como los árboles desnudos del invierno se erguían e intentaban alcanzar el final con sus ramas quebradizas,  oprimidos por el halo rosáceo que se cernía sobre la ciudad. El viento suspiraba delicado los rizos de mi pelo y el frío insinuante besaba mis brazos y se colaba entre los dobles de mi vestido. Me descalcé y aparté los zapatos rojos a un lado. La luna me miraba divertida, desafiándome y sugiriendo mi nimiedad. Apoyé un pie sobre el borde del abismo y después el otro. Vanidosa la luz blanca dejó entrever su sonrisa maliciosa.  
La adrenalina se apoderó de mis venas cuando mis ojos se percataron de la altura a la que me alzaba, aunque insuficiente al cielo. La bóveda celeste resplandecía y susurraba mi nombre. Quería alcanzarlo, atendiendo a sus provocaciones. Alcé los brazos a la noche. Volar pensé. Tan sólo volar. Mis pies se movieron hasta el límite sintiendo el vacío al que me sumía. Vehemente, salté. Y ascendí. Subí hasta el cielo y me aferré a sus resquicios. Di vueltas a la Tierra, toqué los grandes anillos y mordí la apagada luna. 
Pero al igual que la manzana, caí. Arañé la cúpula estelar queriendo regresar y volver a sentir el calor de Apolo. Me convertí en estrella fugaz descendiendo al mundo mortal. Sentía el viento contra mi cuerpo, frenando mi caída pero incapaz de impedirla. Cerré los ojos mientras seguía siendo tragada por la oscuridad. Y al instante los abrí contemplando el blanco del día. 
Estaba allí otra vez, en la gran azotea, pero ya no era la luna la que se burlaba desde su trono sino que había sido sustituida por su eterno amante. De repente me percaté de que mis manos resplandecían en el amanecer. Polvo de estrellas brillaba bajo mis uñas. 


Hoy Carol cumple años y nos ha dejado este texto para celebrarlo.

3 comentarios:

  1. Cada día os superáis más chicas.
    No dejéis de escribir porque sería una pena.
    Un besazo a las dos :)

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  2. Está genial, me gusta mucho todo, en especial todo. ¡Seguid así!

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  3. No tienes que dar las gracias, ya que es lo menos que puedo hacer :)
    ¿Así jajaja? ¿Quién?
    Un beso nena!

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Misses Roux están encantadas de que te pases por su pequeña Nueva York y escribas lo que piensas, una sonrisa les quitas. (Todo spam será eliminado)