El cielo era de un
gris tan pálido como el rostro de la muchacha. El sol se filtraba entre las
espesas nubes del invierno otorgando grandes destellos sobre la superficie del
lago helado. Las copas de los arboles estaban coronadas con una capa
blanquecina y los caminos atestados de nieve sucia y hojas caídas conducían hasta la superficie cristalina, reflejo de nosotros mismos.
-¡Ven! ¡Corre!
–dijo extendiendo la mano. Corría hacia el centro del hielo con descuidada
prudencia.
-¿No crees que
podría ser peligroso? –Preguntó ella después de poner un pie delicadamente
sobre el lago.
Saltando sutilmente
sobre este, avanzó todo lo rápido que le permitieron sus pies de plomo hasta
apretujarse entre los brazos de él, con un tacto que le erizaba la piel y le
helaba la sangre. Éste rió mientras un vaho huía de su boca y sus ojos dorados
la escrutaban con calidez. Después se separó sosteniéndola aún y, esbozando una
media sonrisa, le tendió la mano y susurró: Baila conmigo.
-Estás loco. –respondió. Y en ese instante una gota helada cayó en su nariz. Y después otra.
Pequeños copos de nieve caían del cielo para posarse en sus pestañas y quedarse
arremolinadas en su mirada. Pronto la nieve inundó el lugar, nublando la vista
del exterior como en una frágil bola de cristal.
-Tan solo baila. –Y la acercó contra su
cuerpo irradiando calor. Le tomó la mano y la condujo a través de la niebla,
quebrando las nubes del lago. Sus pies acompañaron al viento en el baile dejando atrás un interminable rastro de huellas sobre la nieve y sus
cuerpos giraban sobre sí mismos fusionándose en una sola persona.
Pero de pronto algo estalló en sus tímpanos. Un crujido que
quebró su abstracción para dejar en este espacio terrenal
una brecha, borde del acantilado donde se suicidaban los sueños. El hielo se había
partido bajo sus pies y habían resbalado juntos hasta el agua helada que les
consumía el corazón como a una colilla barata.
El
peso de sus fantasías les arrastró hasta el
fondo, hundiéndose juntos con los pulmones quemados
clamando oxígeno; sin más sonido
que sus latidos golpeándoles las sienes mientras la música flotaba en la
superficie.
Impresionante. ¿Qué más voy a decir?
ResponderEliminarPD: Me encanta el nuevo "look" del blog:)
El final te congela el corazón como si fuera ese lago helado. Muy triste, pero precioso ñ.ñ
ResponderEliminarLos finales trágicos son los más románticos... Al menos bailaron y terminaron juntos, no todos pueden decir lo mismo.
ResponderEliminarNo hace falta que te diga que me quedo por aquí, ¿no?
(besos desde Lejos de París)
:O Hacía mucho tiempo que no leía un texto tan emocionante como este.
ResponderEliminarMis más sincera enhorabuena.
Preciosas letras :3
(mimos con azúcar)
Sin palabras, he dicho.
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