Un puente sobre aguas turbulentas.

Acaba con ellos.

Con las manos se asía fuertemente a la barandilla del puente. Deimos le apoyaba el pecho en la espalda, sintiendo el ritmo acelerado de su respiración. Notaba su aliento en la nuca, y sus murmullos se le clavaban en los tímpanos. Tras ellos solo había agua. Vértigo.

–Acaba con ellos. -Le susurró. Le susurró como debió hacerlo la serpiente a Adán, como debió hacerlo Peter a Wendy Darling. Todo consistía en huir. 

A su espalda el río se arremolinaba, llevándose el invierno. Hidrofobia.
¿Me tienes miedo?
Había vivido con miedo. Huyendo de la oscuridad, escabulléndose de las sombras, cerrando el corazón. Nictofobia.
 Los miedos te hacen débil. O eso le habían dicho.
Acaba con ellos.

Sé osada, atrevida, valiente, impertérrita.
Las lágrimas asomaron en los medrosos ojos de la chica. Deimos aflojó su expresión. Alzó una mano y le tocó la cara, arrastrándola hacia la nuca, enredándose en su cabello. Aspiró su aroma. Filofobia.
–Todo está en tu cabeza. ¿Quieres ser libre? ¿Quieres ser poderosa? –habló junto a su boca. Deimos recorrió la mandíbula de la chica. Bajó los parpados y cogió la cara de la muchacha con sus manos, besándola vehemente en los labios. –Cobarde.
Le tomó las manos trémulas y la rodeó con sus brazos. Echó la cabeza hacia atrás y después todo el cuerpo, arrastrándose hacia el abismo, hacia la oscuridad. Caían. Caían del cielo como estrellas fugaces, como Lucifer destronado. Necrofobia.
Se sumergieron en el torbellino y fueron arrastrados hasta el fondo por la corriente, hundiéndose en el agua que les consumía el corazón agonizante. Asfixia. Los pulmones ardían clamando oxígeno. Hipoxia. La adrenalina empezó a circular por sus venas, el latido de su corazón palpitando en las sienes. Anoxia. Pnigofobia.
Se hundieron. Se ahogaron porque no sabían respirar sueños. Ya no eres nada.
Al destruir sus miedos, se destruyeron a sí mismos. 

Como veis hemos cambiado el nombre y la url del blog. Esperamos que os guste.